Capítulo 1: New York, la meca del graffiti contemporáneo

El graffiti es una de las prácticas visuales más polémicas de las últimas cinco décadas. Su calidad de arte vivo y cambiante no da pie a acuerdos, no se puede estandarizar ni categorizar. Aún no hay resoluciones en torno a su teorización, e incluso muchos se preguntan si es o no arte. Les presentamos la primera entrega de una serie de reportajes y entrevistas que buscan discutir su origen y evolución desde Chile para el mundo. 

A finales de los convulsionados años 60’s, Richard Nixon ganaba las elecciones en EEUU mientras se vivía en pleno la Guerra Fría y las protestas contra la Guerra de Vietnam tomaban fuerza. En este contexto, nace en New York el graffiti contemporáneo.

También existen referentes unos 10 años antes en Filadelfia, como Darryl McCray, más conocido como Cornbread quien comenzó a escribir tags para llamar la atención de una chica que le gustaba y llegó a rayar el jet privado de los Jackson 5 cuando se presentaron en Filadelfia. De esto se hizo eco en la prensa, pero no logró el impulso que tomó en La Gran Manzana.

En sus inicios, el graffiti contemporáneo se llevaba a cabo como una manera de marcar territorio y luego se convirtió en una forma de expresión de las nuevas generaciones que, durante las próximas décadas, tomaría una fuerza inimaginable a nivel mundial.

Los jóvenes comenzaron a escribir sus nombres o pseudónimos acompañados del número de su calle a modo de graficar su presencia en los barrios que habitaban, especialmente Washington Heights y Harlem. Firmar con rotulador fue el inicio, pero poco o nada tenía que ver el incipiente nacimiento de la cultura Hip Hop por esos tiempos. Sin embargo, con el pasar de los años, el graffiti se convirtió en una de las 4 ramas del movimiento. La evolución se dió rápido: de escribir priorizando la legibilidad y el flujo, con letras simples y delgadas más conocidas como “TAG”, pasó a convertirse en toda una nueva corriente artística por medio del nacimiento del “Wild Style”, nombre acuñado por Michael Tracy -más conocido en la historia como Tracy 168-, pionero de este estilo que se utiliza hasta el día de hoy alrededor del mundo. Es tal la importancia de la evolución propuesta por Tracy 168, que influyó en artistas fundamentales del arte contemporáneo como Keith Haring y SAMO, pseudónimo con el que Jean-Michel Basquiat comenzó su carrera.

Tracy 168, además de añadir color y estilo, incluyó personajes animados famosos y en ocasiones incluso su propia imagen en forma de caricatura. Sin duda, este es un punto de inflexión que marca una nueva época para el graffiti.

Capítulo 1: New York, la meca del graffiti contemporáneo
Capítulo 1: New York, la meca del graffiti contemporáneo

Ya a finales de los 70’s, los trenes del metro de New York eran el centro neurálgico de la guerra por convertirse en el rey de la línea. Las y los escritores, como se hacen llamar las y  los grafiteros, comienzan a unirse en crews para alcanzar el complejo objetivo de estar presentes en ubicaciones estratégicas. La consiga era más veces, más alto y en más lugares. El impacto que estaba implicando el fenómeno comienza a ser una cuestión política y las entidades públicas arremeten con fuerza contra los rayados del metro, como una manera de responder al “vandalismo”. Las autoridades se valieron de la “Teoría de la ventana rota” de Philip Zimbardo, que hace alusión a la idea de que si en un edificio aparece una ventana rota, y no se arregla pronto, inmediatamente el resto de ventanas acaban siendo destrozadas por los vándalos. Esto significa que el mensaje que se transmite es que se está en un lugar sin ley donde no se cuida la propiedad. Entonces nace la iniciativa Clean Train Movement (movimiento de los trenes limpios), que implicó la restauración de trenes o de plano el reemplazo de los carros antiguos por nuevos. Además, se endurecieron las penas y comenzó una persecución sistemática contra los grafiteros. Debido a esto, el movimiento tuvo un debilitamiento comprensible debido a las consecuencias legales que debían enfrentar por rayar. 

Debido a estas dificultades para continuar la batalla por rayar los trenes, otros spots comenzaron a captar la atención de quienes se negaron a bajar los brazos y la lata. Finalmente, en vez de detener el graffiti, desde ese momento los tags, bubbles y throw ups, aumentaron y se desplegaron por todos los rincones y alturas de la ciudad. Y no solo eso: la expansión fue mundial. Mientras tanto, en Inglaterra, España, Brasil e incluso en Chile, el graffiti contemporáneo comenzó a tomar fuerza y se gestaron las primeras crews que venían con esta misma influencia.

Desde sus orígenes, el graffiti ha sido visto únicamente como una forma de vandalismo por gran parte de la sociedad más conservadora. Sin embargo, el cine fue pionero en darle la visibilidad y reconocimiento que se merecía mediante películas como “Stations of the Elevated” de Manfred Kirchheimer (documental, 1981), Style Wars (1983, documental) y una de las principales Wild Style (1983) dirigida por Charlie Ahearn, considerada como la primera película de hip hop aunque está enfocada principalmente en los escritores más populares de inicios de los 80’s como Fab 5 Freddy, Lee Quinones, Lady Pink, Rock Steady Crew, The Cold Crush Brothers, Queen Lisa Lee de Zulu Nation y Grandmaster Flash. El protagonista “Zoro” es interpretado por el grafitero neoyorquino “Lee” George Quinones. Otra de las películas destacadas es “Beat Street” (1984) de Stan Lathan que relata cómo se desarrollaba la cultura hip hop en NY por aquellos años. Esta película será clave en la llegada del graffiti a Chile. 

Capítulo 1: New York, la meca del graffiti contemporáneo
Capítulo 1: New York, la meca del graffiti contemporáneo

En 1969, Demetrius, un joven griego que vivía en Washington Heights al norte de Harlem (New York), se enteró que desde hace un tiempo un niño en Inwood estaba rayando el vecindario y escribiendo en los muros “JULIO 204”. Esto le pareció muy divertido, así que junto a sus amigos Greg y Phil, decidieron hacer lo mismo. Demetrius comenzó a rayar con el pseudónimo TAKI 183, un diminutivo de su nombre sumado al número de su calle. Pronto todo el barrio estaba completamente marcado con rotulador, incluso hizo un orificio a su chaqueta para esconder el plumón mientras escribía su chapa. Todo comenzó como un juego. 

Un año después, el griego se inició en un nuevo trabajo como repartidor de cosméticos de alta gama en el centro de la ciudad; realizaba entregas en los distritos más acomodados de NY como el Upper East Side; recorría a diario Park Avenue, Lexington y Madison, entre otras. Estos territorios acomodados no habían sido abordados por las pandillas, ni mucho menos por los rayados de muros. Taki 183 comenzó a aparecer en barrios donde nunca antes se vieron este tipo de expresiones, lo cual sorprendió a los transeúntes. Era la primera vez que un escritor callejero dejaba su marca fuera del territorio donde habitaba. Originalmente era una manera de delimitar las calles que pertenecían a pandillas como “Savage Nomads”, populares por aquellos años.

Se dice que el origen del graffiti contemporáneo surge gracias a la movilidad de TAKI 183, quien se convirtió en un escritor “ALL CITY” forjando una de las bases fundamentales de esta práctica: estar presente en todas partes y así quedar en la memoria de los ciudadanos, aunque estos no estén interesados o no tengan conocimiento al respecto, porque no pueden ignorar que el mismo tag lo han visto en distintos lugares y ya lo reconocen. 

Fue tal la intriga que generó TAKI 183, que en 1971 un periodista del New York Times decidió investigar qué significaba el escrito que estaba por toda la ciudad, incluso en los trenes de metro y buses que recorrían las principales calles de la Gran Manzana. Así rastreó a Demetrius, quien accedió a ser entrevistado; el artículo se llamó ​​ “TAKI 183 Spawns Pen Pals”. Es ese el momento donde todo explota. ¿Se imaginan el impacto de tener un escritor callejero entrevistado en una página completa del diario más popular de Estados Unidos en plena década de los 70’s?

TAKI 183 se hizo famoso de inmediato y otros jóvenes comenzaron a imitarlo y rayar por donde caminaban, el graffiti en New York se puso de moda y comenzó a evolucionar con más formas, colores y superficies. Si inicialmente los rayados eran realizados con rotulador, ahora se utilizaba la lata de spray que permitía abarcar más espacio en menor tiempo debido a la ilegalidad de la práctica. 

¿Se puede teorizar sobre el graffiti?

Otro punto interesante en la historia del graffiti contemporáneo, es el nulo interés de quienes han teorizando el arte en los últimos 50 años. La discusión que aborda la idea de si el graffiti es o no arte continúa sin acuerdos. 

Uno de los primeros que se arriesgó a teorizar al respecto fue el norteamericano Robert Reisner, escritor enfocado en el jazz principalmente y autor de la primera biografía de Charlie Parker, de quien era amigo. Además, era humorista e historiador del arte. Escribió importantes textos recopilatorios y analíticos sobre el movimiento como “Graffiti. Selected Scrawls from Bathroom Walls” (1967), “Graffiti Two Thousand Years of Wall Writing” (1971) y “Encyclopedia of Graffiti” (1974), son algunos de sus análisis basados principalmente en entrevistas a las y los escritores de la época. Lamentablemente, en 1974 murió producto de complicaciones con la diabetes. 

El caso de Chile es excepcional en temas de graffiti, porque existen cientos de escritores/artistas desperdigados por todo el país. Cada historia es única y al ubicarlas en la línea temporal mundial, vemos una enorme diferencia entre sí; en nuestro país la mezcla constante de estilos, influencias y experimentación la vuelve una fuente inagotable de ideas, tanto políticas como estéticas. Mientras en el resto del mundo el spray era el principal protagonista, acá se han incluido diversas materialidades como el acrílico, la brocha, espejos e incluso desechos. Esto quizás debido a la precariedad que las y los escritores/artistas han debido sortear para llevar a cabo sus piezas. 

Al analizar la posibilidad de teorizar sobre graffiti en Chile hay diversas visiones. La academia se mantiene al margen del análisis con algunas excepciones, principalmente gracias a las nuevas generaciones de teóricas y teóricos de escuela. Sin embargo, no existe un acuerdo al hablar de esta práctica, incluso entre las y los artistas y/o escritores.

“Me apasiona investigar y escribir. Pero me di cuenta que el circuito del arte contemporáneo en Chile es súper hermético, cerrado, elitista y muy exclusivo. Entonces, a los teóricos y artistas contemporáneos nos cuesta mucho hablar de aquellas cosas que no se gestaron desde nuestro mismo circuito. El graffiti es un movimiento 100% popular, no es un movimiento que nace desde las artes, pero tiene mucho que ver con la experiencia visual en el espacio público. Sin embargo, es súper libre, es muy poco categorizable, está siempre mutando, está vivo. Además, hay un tema de respeto, no querer hablar de algo para no sentir que te estás apropiando del tema cuando no eres parte”, comenta Natalia Stipo, Directora de Trama, gestora cultural y teórica de la Universidad Católica. 

“Vimos varias cosas, sobre todo durante la revuelta social, cómo se puede manifestar la gente en momentos de crisis a través de la visualidad en el espacio público. Creo que ahí quedó súper claro que era algo de lo que teníamos que hablar desde las artes visuales. Porque, de alguna manera, éramos parte de ese problema. La revuelta hablaba de la exclusividad, de la desigualdad de los privilegios que tienen algunos y dentro de eso qué más que el arte desde la academia”, agrega Stipo. 

“A mi me gustaría que alguien desde la sociología teorizara sobre el graffiti. Qué interesante sería alguien doctorado que diga por qué se está haciendo lo que está en la calle, en el inconsciente, más allá del graffiti. Qué le pasa a quien pinta desde su inconsciente hasta que llega a hacer esta obra. No es necesario llegar a una teoría, como decir “el graffiti es esto, se rige por esto…”. Al teorizar, estás levantando una hipótesis que quizás en 10 años más se refuta. Eso es parte de la teorización, pero sí es necesario que se investigue y se abra ese diálogo. Es necesario hacer una lectura de la ciudad y las personas que están interviniendo las ciudades. Lo que pasa hoy en día en Chile en el graffiti es una realidad particularmente chilena. Otro ejemplo es el caso de Brasil con el PIXO, eso es de ellos, su estilo, no tiene nada que ver con lo que pasa acá. Los escritores escalando, el rodillo para abajo, la ocupación de los edificios que están ahí tirados y están todos pixados. Ellos dicen que es una denuncia ante la carencia de vivienda porque hay mucha gente viviendo en la calle. Lo hacen para decir que es un edificio que no contribuye oficialmente a la vivienda y que debe ocuparse para que haya vivienda para las personas sin casa. Por eso los marcan, eso es un fenómeno totalmente brasilero. Entonces es complejo teorizar sobre el graffiti, es diferente en cada lugar”, interpreta Isidora Rivas, gestora cultural chilena, más conocida en el arte urbano como Bisy.  

“A mí se me han cerrado un montón de puertas porque no vengo de una escuela. Mi cultura y esencia siempre ha sido respaldar el graffiti, mi comunicación en muralismo o graffiti siempre ha sido el personaje con el spray, las murallas, la integración del trow up. Siempre representando la cultura del graffiti. Muchas veces, en ciertos proyectos, han dicho que soy muy grafitero y no entienden que lo que hago es representar una cultura que ha vivido por años. Me han hecho un montón de entrevistas para estudios por alumnos y profesores investigando la historia del graffiti, somos personajes importantes en la historia pero no somos aceptados, ni integrados. Hemos abierto el camino, en un momento el muralismo desapareció en Chile, los que trajeron a la vida nuevamente el arte callejero fueron los escritores del graffiti; hemos estado luchando en la calle por tener un espacio sin tener algo a cambio. Siempre lo hicimos porque a nosotros nos gustó, con nuestros propios materiales, con nuestro propio esfuerzo, aunque nos lleven los pacos. Nosotros hemos luchado por estar ahí, ahora es el boom de este estilo y aparecieron los que estudiaron arte y que desde la escuela pasaron a la calle y están ahí presentes gracias a esta apertura previa. Mucha gente, por ejemplo, decía que el stencil no es graffiti, para mí sí es, porque el graffiti es la utilización ilegal de un espacio público y ahí ya no importa el material”, comenta Saile reconocido grafitero chileno.

Continuará…

 

 

Denisse Leigthon

Denisse Leigthon

Denisse Leigthon

Directora SourMagazine.cl. Periodista especializada en cultura y artes. Ha realizado curatoría de diversas exposiciones en Centro Arte Alameda. Además, de escribir sobre arte en las revistas Ambientes y Arte Al Límite. Cree firmemente en que la democratización y desarrollo del arte nos garantiza una transformación social.

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