Capítulo 2: ¿Cómo se hizo popular el Graffiti en Chile? La realidad supera a la ficción

Foto: Pablo Aravena OS GEMEOS Chile 1997

Graffiti: Un cambio de paradigma en el arte”

 

Ocurre en Chile, y el resto del mundo occidental, que los jóvenes no son tomados en serio. Se les infantiliza y no hay confianza en lo que puedan llegar a construir. Y claro, es una etapa compleja de la vida, pero también reveladora. Luego cuando estos jóvenes se convierten en adultos representan y mueven la sociedad de su época. Ahora, la mayoría quiere estar cerca. El problema es que ya no manejan el mismo lenguaje. A continuación, la historia de dos generaciones de jóvenes que sentaron las bases del graffiti chileno.

En 1984 se estrenó el film “Beat Street” de Stan Lathan que relataba el día a día de quienes vivían la cultura hip hop en las calles de Nueva York. Breakdancers, raperos, Dj’s y grafiteros son los personajes de ficción que protagonizan esta historia, un grupo de amigos que buscan la oportunidad de expresarse y hacer realidad sus sueños. Por esos años, Chile se encontraba en plena dictadura. Nadie sabe cómo el film logró superar la censura cinematográfica del régimen de Pinochet, pero lo hizo. Quizás pensaron que esta historia nunca tendría impacto en la juventud chilena o que la obra Hollywoodense pasaría sin pena ni gloria por esta tan lejana y delgada franja de tierra. Pero se equivocaron. Como dice el dicho, a veces la realidad supera la ficción. 

A mediados de los 80s un sin número de familias chilenas exiliadas en el extranjero comenzaron a retornar a Chile por diversos motivos. Fueron más de 200 mil exiliados en total durante los años que duró la dictadura. Entre ellos estaba la familia de Danilo, más conocido en el mundo del hip hop como “Vampiro” o “Vampi” quien regresó al país tras años de exilio en Canadá.  

Capítulo 2: ¿Cómo se hizo popular el Graffiti en Chile? La realidad supera a la ficción
Capítulo 2: ¿Cómo se hizo popular el Graffiti en Chile? La realidad supera a la ficción
Pie de foto:
1. Elenco de Beat-Street Película lanzada en 1984 en EEUU
2. Escena de Break Dance en Beat Street (1984)

 

“En agosto de 1984 llega el graffiti a Chile con la película “Beat Street”, yo venía llegando desde el exilio y había visto graffiti en Canadá. Tenía como 14 años. En Chile no había nada. La fui a ver al cine Maipo en Quinta Normal. Cuando llegó esa película dijimos ‘esto del hip hop nos encanta, es breakdance, música, DJs, una forma de vestirse y graffiti’, porque el personaje principal es un grafitero. Vimos eso y queríamos hacer lo mismo, pero los spray eran muy caros y nosotros no teníamos plata. Éramos niños. Comenzamos con lo que se pudiera, cuando estaba de aniversario el colegio cada curso tenía que hacer su dibujo en el pizarrón con tiza. Entonces tomamos las tizas y comenzamos a pintar con eso los grafitis. Vimos al Gollo de los Chamanes de Puente Alto haciendo graffiti con tiza en su casa, hacía buenas letras”, comenta Vampi. 

Entre los amigos del Vampi comenzó a correrse la voz de que esta película debía ser vista por los jóvenes que buscaban inspiración en esos días grises de la dictadura, las nuevas generaciones no encontraban su voz entre tanta oscuridad. Los referentes culturales más rebeldes habían sido asesinados o se habían tenido que ir del país para no correr la misma suerte. En esos años no había tecnología o al menos no estaba a la mano como ahora. Para poder absorber de la película, el Vampi con algunos amigos se ofrecieron para hacer limpieza en el cine a cambio de entrar gratis en repetidas oportunidades y poder sacar ideas del film que luego reproducían en las calles de sus barrios. 

“Una de las primeras veces que tomé un spray, vivía en Vicuña Mackenna y había un sitio eriazo donde ahora está el mall Plaza Vespucio, era 1985 aún estaba Pinochet y yo fui a rayar un muro con una lata negra, no sabía ocuparla. Estaba haciendo un dibujo de un monito de palo bailando de cabeza y de repente llega una ráfaga de metralleta sobre mi cabeza, y me gritan ‘Qué estay haciendo aquí comunista de mierda, que estay rayando, ¿esto es político?’, y cacharon que yo era un cabro chico. Les respondí que estaba haciendo un “head spin”, obvio ellos no entendieron y les tuve que mostrar qué era, me tiré al piso e hice un giro de cabeza de breakdance para que entendieran lo que yo estaba rayando. Ahí me dieron una patada en el culo y dijeron ‘ya ándate pa’ la casa’. En el momento no me dio susto, era normal la represión. Años después entendí a lo que me arriesgué”, agrega el B-boy.

En 1987, contra todo pronóstico, “Beat Street” es exhibida en TVN. Uno de los amigos del Vampi logra grabarla de la televisión y comienzan a estudiarla. Lentamente se vislumbran, desde el underground, los primeros indicios de un fenómeno social que no se detendría hasta hoy, el hip hop y sus 4 ramas hacen eco entre algunos jóvenes.

Según varios testimonios, el gran salto se da en 1988 cuando un chileno que vivió 15 años en Panamá, y otros tres en Italia, regresa a Chile trayendo información clave sobre el movimiento hip hop en variados formatos como discos, revistas, libros y latas de spray. Se trata de Jaime “Jimmy” Fernández (La Pozze Latina). Su aparición en la escena será de tal impacto que el pequeño grupo de amigos deslumbrados por una película se convierte en todo un movimiento a nivel nacional. 

“Encontré el pasaje de Bombero Ossa donde se juntaban no más de diez personas a bailar. Era el 88, estaban muy atrasados por las barreras de la dictadura, pero yo llegué con mucho material, desde mi infancia en Panamá hasta lo que vi en Italia” relata Jimmy Fernandez en una entrevista publicada en redbull.com.

“En Chile el graffiti comenzó con el Vampiro y Manolex, entre otros. Yo los llamo hiphoperos más que grafiteros. Ellos bailaron break y pintaron graffiti emulando la película (Beat Street). Es toda una generación que se origina en relación a la poca información que tenían la cual habían sacado del film norteamericano. Pero con los exiliados pasamos a otra etapa, ya que ellos traían revistas, videos, libros, como por ejemplo Jimmy Fernandez que desarrollaba todas las áreas del hip hop, bailaba, rapeaba y pintaba graffiti. En el ‘88 él les muestra libros de graffiti a los cabros y les abre la mente. Los que veníamos de afuera también recibimos el mismo pack, el del hip hop, el graffiti de los 80’, y la transmitimos a la gente que nos íbamos topando”, comenta Sick888 uno de los grafiteros de la segunda camada y referente de esta expresión visual en Chile. 

Sick888 comenzó a pintar en 1988, vivía en los suburbios de París. Llegó a Francia aún siendo un niño en calidad de refugiado político, ahí vivía con sus abuelos quienes eran exiliados chilenos.

A finales de los 80s se había puesto fin por decreto al exilio político de los chilenos en el extranjero lo que generó el regreso de cientos de familias a su país de origen con la promesa de la recuperación de la democracia. “Me vine a Chile en 1993, yo tenía 19 años, cuando llegué acá ya había un poco de graffiti y estaba volviendo mucha gente exiliada”, recuerda Sick. 

“Yo empecé a pintar metros y trenes al inicio, bombardeaba, hacía un poco de vomitado, unos flops, no hacía muchas piezas. Recuerdo que cuando llegué estaban los Chavos de la 8 en Ñuñoa con el Frost y el Horate, el Cekis con los NCS (Niños con Spray) en Macul. Por el centro se encontraba uno que otro tag del Dzeas que era un cabro que venía llegando de California, los CWP con el Fisek, el Saine, Sanch y Sean, los ODC a principio de los 90’s con el Nebs, Azko y Genial. Recuerdo también a las MDA (Las Musas del arte) con la Bisy, Tweety y Bopsy. Eso era lo que había. Se hacía un poco pero acá faltaba el conocimiento de la importancia de la letra y el graffiti. Acá rayaban quienes eran parte de las barras de los equipos de fútbol, los metaleros, los thrasher, y el graffiti era más cercano al mural”, detalla Sick. 

Otro de los referentes el graffiti en Chile es Scath quien hoy vive en Alemania. Él no provenía de una familia retornada sino de una que vivía en Pedro Aguirre Cerda, comuna del sector centro-sur de Santiago. Nunca había salido de Chile. Siendo un adolescente a finales de los 80s, conoció las pintadas en la calle por medio de las barras de los equipos de fútbol. Fue miembro de “Los Bandidos” un grupo que se reconocía como parte de LdeA (Los de Abajo, histórica barra brava de la Universidad de Chile).Conocí el graffiti en el ‘93 o ‘94, yo tenía como 15 años, ya habían algunos tags y habían hinchas del fútbol que rayaban. Yo llegué a escribir en el muro porque vi a un tipo que escribió su equipo de fútbol. Rayé muchos años sin saber que existía el graffiti. Luego vi a otras personas rayando otras cosas que no tenían que ver con eso. Con el tiempo comencé a ver que había otros competidores en el muro, y que ahora se competía por su nombre y no por su equipo. Fue como un salto de una cosa a la otra, muy rápido”, comenta el grafitero.

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Pie de foto:
1. 1984 Lulo y Vampy
2. 1984 graffiti hecho con tiza, foto Lulo y Vampy La Florida

 

90s: La evolución del graffiti chileno y la nueva generación prodigio

 Llegada la democracia a Chile y con cientos de exiliados retornados junto a sus familias, la década de los 90s representaba la esperanza, una nueva oportunidad para la golpeada sociedad chilena. En este contexto y tras más de una década de experimentación en el graffiti, los niños de los 80s que crecieron mirando a los pioneros desarrollar el movimiento Hip Hop, ahora eran adolescentes que querían crear sus propias piezas. 

Hubo particularmente una instancia que le dio un nuevo aire al graffiti nacional. “Jorge Zapata de ‘Gravedad Cero’ fue a Brasil y trajo videos de lo que pasaba allá, quedamos locos. Así que en 1997, nos juntamos con gente de Argentina, Brasil y Chile en calle Las Brisas del Maipo ubicada en Gran Avenida. Jorge gestionó el viaje de Os Gemeos de Brasil a Chile para participar de ese primer encuentro de graffiti. Ellos ya tenían su propio estilo por esos años. El evento se hizo en un sitio cerrado que prestó el papá de un amigo para que pintáramos. Cuando llegaron yo ni siquiera rayé me enfoqué en producción, los escuchaba cuando hablaban, la gente les preguntaba cómo hacían ciertas cosas, efectos”, comenta Vampi. 

“En el ‘97 fuimos con el Saile a un encuentro en Gran Avenida. En esa época estábamos comenzando. A mí me tocó pintar, conocer a Os Gemeos fue importante. Se corrió la voz, y fuimos todos. Era una época sin redes sociales ni teléfonos celulares”, comenta Scath. 

Eney, graffitera y muralista de Temuco, comenta al respecto: “A mi me llegó de rebote la visita de Os Gemeos, este hito dio la libertad de comenzar a hacer personajes. Fue como un alivio para alguien que quería expresarse y no quería hacer letras”. 

Tras la visita de los hermanos brasileños, esta práctica en Chile se reavivó. En paralelo la historia del graffiti nacional se estaba cocinando en la parte trasera de Estación Mapocho en el centro de Santiago. Cada sábado a las 7 de la tarde cientos de jóvenes se reunían en el histórico espacio para compartir saberes y experiencias en torno al Hip Hop. Algunos bailaban breakdance, otros estaban incursionando en el arte de ser MCs y también había grupos que se relacionaban en torno al graffiti. Esta nueva generación no necesariamente estaba ligada a la generación de los 80s. Se trataba de una búsqueda nueva, más contemporánea cuyo foco principal era encontrar su propio estilo, mediante el ensayo y error. 

 

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Pie de foto:
1. Graffiti en tren x Scath
2. Graffiti de Sick 2021
3. Graffiti Os Gemeos, 1997, Chile
4. Os Gemeos posando, 1997, Chile

 

“Yo iba a Estación Mapocho, como en el ‘97, fue un hito ese lugar de encuentro. Fue muy importante porque se generó un movimiento. Fue catapulta para que yo siguiera, se generó el movimiento Hip Hop, estaba la Anita de Makiza, el Seo, la Posse… los sábados a las 7 de la tarde era el momento más esperado. Tu llevabas tu crockera y fotos de tus piezas, nos intercambiábamos las crockeras y a la semana siguiente las devolvíamos. No existían las blackbooks. Ahí conocí al Saile”, detalla Fisek grafitero chileno que durante su trayectoria de casi tres décadas ha desarrollado a cabalidad el WildStyle estilo New York. 

“El ‘98 empecé a juntarme con la gente en Estación Mapocho. Era la oportunidad de aprender de los otros, en esa época no había internet y circulaban muchas revistas gringas de graffiti. Traían una revista y todos le sacábamos fotocopias. Era la fotocopia, de la fotocopia, de la fotocopia, todo en blanco y negro. Mi primera crew fue con la gente de Estación Mapocho y de mi barrio. Luego formamos un grupo con mi hermano (Scath), Charly, el Cubano y el Astro”, comenta Saile también reconocido grafitero y muralista chileno. 

Cada sábado las jornadas se extendían al ritmo del rap. Con la fuerza del flow también se discutía sobre graffiti e incluso muchos asistían para comprar insumos que no se encontraban en Chile, el proveedor era Cekis quien importaba productos como válvulas, revistas e incluso sprays a las nuevas generaciones ávidas de conseguir las mejores herramientas para destacarse con sus tags y piezas. 

Cekis además de ser el proveedor de los valiosos insumos por aquellos años, era uno de los “escritores” más influyentes de su generación. Hoy es además, uno de los grafiteros chilenos más reconocidos a nivel mundial. En 1998 junto a Grin, otro grafitero fundamental para la historia de esta práctica en Chile, abrieron la tienda “Otra Vida” primer local nacional especializado en productos para pintar y producciones editoriales en torno al tema. 

Comencé junto a Bsai a dibujar graffiti durante la clase. En esa época estábamos empezando la educación media y motivadísimos con la naciente cultura hip hop chilena. (…) Después de terminar el colegio, el ‘93, me puse más interesado y empecé a pintar y rayar más seguido”, comentó Cekis en una entrevista en El Mostrador publicada en 2014.  “El rayado y la propaganda política que vi en Santiago durante los años 80s fue lo que me mostró que habían otras maneras de hacer las cosas (…) Estos rayados siempre me llamaron la atención por su rapidez y ejecución, tenían algo que una pintura o una imagen no me entregaba, y que con el tiempo me di cuenta que era la interacción pública con la gente que pasaba y la energía que reflejaba el riesgo de hacer eso clandestinamente, lo cual me hacía pensar cómo era posible que alguien hiciera eso”, puntualizó en aquella entrevista. 

Es así cómo se gesta la evolución del graffiti chileno, con una serie de hitos ocurriendo prácticamente al unísono en todo el mundo. Como si hubiese estado predestinado el desarrollo de esta expresión gráfica que a 50 años de su inicio en New York, se presenta en la actualidad como un nuevo paradigma en el arte, y al igual como pasó con las más grandes vanguardias artísticas del siglo XX, rompe con todas las convencionalidades que la propia academia pretende imponer como límite para la apreciación y valoración de una práctica que avanza con todo en contra, y que sin embargo abre caminos para que las nuevas generaciones encuentren su propia voz. 

 

Próximo capítulo: “Crews ¡La unión hace la fuerza!” 

Nota al pie: Claramente este capítulo no contiene a todos los exponentes de las épocas abordadas, la historia del graffiti chileno da para escribir un libro de varios tomos. En honor al tiempo y la extensión solicitada he presentado un relato con las entrevistas que logré recopilar en un par de meses de investigación. Espero no herir susceptibilidades. Presento mis más sinceros respetos al movimiento que es la única intención que me mueve a escribir estas líneas. 

 

 

Capítulo 2: ¿Cómo se hizo popular el Graffiti en Chile? La realidad supera a la ficción
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Denisse Leigthon

Denisse Leigthon

Denisse Leigthon

Directora SourMagazine.cl. Periodista especializada en cultura y artes. Ha realizado curatoría de diversas exposiciones en Centro Arte Alameda. Además, de escribir sobre arte en las revistas Ambientes y Arte Al Límite. Cree firmemente en que la democratización y desarrollo del arte nos garantiza una transformación social.

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